20170827

Excidium




Damos demasiadas cosas por sentado.

Se siente extrañísimo. Nunca antes me había detenido a pensarlo, a ponerlo en palabras, fue necesario que un tercero por completo desconocido lo formulara para que me diera cuenta de lo cierto de su tesis.

Damos demasiado por sentado. Una frase, un beso, una risa ante la que no podemos negar una sonrisa propia. Un viaje, un abrazo, unas palabras de ánimo cuando las cosas se ponen oscuras. Un silencio cómplice, una broma interna; las idas y vueltas de una relación que murió casi tan pronto hubo nacido.

Nos levantamos cada día con un amasijo de certezas que intentamos no tocar, no alterar; un frágil estante repleto de figuras de cristal en precario equilibrio. Tratamos de sobrellevar el día a día sin romper ninguna de esas estatuillas, sin siquiera cambiarlas de lugar. Abrimos los ojos por la mañana en una ignorancia total de cuántas de esas certezas podrían morir durante esa larga jornada.

Y un día, de imprevisto, alguna certeza muere. Resbala por el borde del estante y, sin nada que pueda detenerla, cae contra al suelo y se hace añicos. Pequeños pedazos de cristal como gotas de lluvia, que muchas veces nos cortan y nos hacen sangre. Otra certeza muerta, una realidad que perdió parte de su esencia cotidiana y que nos deja en un lugar tan conocido como nuevo; como si todo cambiara a nuestro alrededor, pero todo siguiera igual.

Nos levantamos a la mañana siguiente y el mundo es agridulce. Lo que era ya no es, lo que pensábamos que sería por siempre se desvaneció en el aire. Muchas certezas son reemplazadas por otras nuevas. Muchas otras dejan una cicatriz; una serpiente blanquecina sobre la piel que se niega a irse incluso con el paso de los años.

«You're together one day, and the next morning you're not anymore —and it feels so, so strange.»
'Cause if I burn, so will you.