20170717

Too many things were lost



Estoy tan cansada de vivir mirando hacia atrás. Estoy tan cansada de pensar en todas las cosas que perdí —no, lo que es peor, no cosas sino personas. Pero es una realidad ineludible. Es una realidad que acecha en cada esquina, en cada sabor y en cada nota musical; no en todas, no siempre, pero presentándose repetidas veces, siempre en los mismos lugares. Una pequeña elevación que me genera vértigo en el estómago, una entrada tan absurdamamente visible que resulta antinatural; unos recuerdos recurrentes, unas risas y unos llantos que no pueden tan solo quedarse atrás, que no aceptan ser relegados al olvido. Levanto la vista al cielo —un cielo único, el mismo cielo de entonces— y me pregunto hasta qué punto valió la pena. Me pregunto cuánto perdí en verdad, y cuánto de ello puedo recuperar. Me pregunto si quiero hacerlo, a lo que el corazón aconjogado se retuerce de inmediato, asintiendo sin siquiera pensarlo. La ira, la ira, esa emoción dominante y destructiva, ese huracán imparable que se lleva todo por delante rehusándose a frenar nunca, negándose a mirar atrás. Pero cuando ella remite, sólo queda un intenso silencio —un silencio que aturde, que taladra los oídos y nos lleva no más que a preguntarnos qué fue lo que hicimos, cómo pudo terminar así.
Cómo pudo terminar así...
'Cause if I burn, so will you.