20150508

Fantasmas y monstruos.




"Los monstruos son reales, los fantasmas también. Viven dentro de nosotros, y a veces ellos ganan". —Stephen King.

 Hay fantasmas, fantasmas y monstruos. Los siento mordisquearme las venas, deslizarse en mi interior como si fueran parte de mi propia sangre, parte de mí. A veces creo que han desaparecido, que el viento se los ha llevado con sus suaves arrullos; pero entonces los veo acechándome, ocultándose como un reflejo blanquecino en la intensa luz, escabulléndose como formas oscuras que se confunden con las sombras. Ellos nunca me dejan, aunque yo crea que sí. No quieren ni pueden hacerlo, porque son parte de mí.

 No son todos iguales. Los hay grandes y pequeños, vaporosos como el humo o densos y pesados. Invaden mis pulmones, cierran la boca de mi estómago; todos ellos tienen un rasgo común, y es lo mortíferos que son. Nacidos para ahogar, para asfixiar, para matar. Se apoderan del alma y del corazón de aquel a quien poseen, lo aprietan hasta escurrirle toda la sangre, sellan sus gritos con el roce suave de una pluma. Lo peor de estas criaturas, es que no se puede luchar contra ellas sin provocarse daño a uno mismo. Porque para vencerlas, tienes que destruir una parte de ti.

 Es fácil fingir que no existen. Como están dentro de uno, los demás casi nunca los pueden ver. Entonces sólo tienes que actuar como si no existieran y vivir tu vida, haciendo oídos sordos de los chillidos provenientes de tu interior, sonriendo mientras contienes las lágrimas producidas por el dolor de sus mordidas en tus huesos. Puedes actuar como si no existieran... pero no puedes evadirlos, no puedes eliminarlos de raíz sólo por pretender que no están ahí. Y la negación, a la larga, es el arma más letal que tú mismo les entregas. Porque los monstruos, como todo ser vivo, crecen, aumentan de tamaño con el tiempo. Y los fantasmas, que son las huellas de tu propio pasado, potencian su rabia en un vórtice de ira que acaba por convertirlos en almas iracundas más que en almas en pena.

 No tengo una respuesta para el caos de fantasmas que se cierne en mi interior, para los monstruos que, con sus afiladas garras, van arrasando con mis entrañas y comiéndome por dentro. No tengo una respuesta porque llevo años evadiéndolos, años tratando de convencerme a mí misma de que no están, intentando silenciarlos cada vez que los escucho gritar, enojándome con ellos cuando se manifiestan luego de un período de letargo. La mía es una historia en la que no hay moraleja, no hay conclusión, porque ¿qué puedo decirles yo, cuando llevo tanto tiempo plantándole cara a la realidad que se ubica frente a mí, pero negando la que me está asfixiando por dentro?

Dieciocho años de fantasmas no van a desaparecer sólo porque cierre los ojos.
'Cause if I burn, so will you.