Canto y vuelo.
Y que se alcen en mi contra, me arrojen piedras, y me maldigan a los cuatro vientos; pero si pude enseñar a un pajarillo a volar, si conseguí que el árbol abandonara su vergüenza y embelleciera un páramo muerto con sus flores, si logré perpetuar la sonrisa de alguien aunque sea por un segundo más, me doy por satisfecha, y recibiré las calumnias y el desprecio con gusto, de brazos abiertos; pues no son más que los absurdos gritos de aquellos que están ciegos al aprendizaje, que no ven el Sol aunque lo tengan ante sus propios ojos, y valoran más su propia sombra que los suaves cantos de un ave que, tras meses en silencio, por primera vez se atrevió a pintar el aire con su voz.
No ghosts.
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