20131228

A lot to say, again ✖



Es iluso y sé que no ocurrirá así, pero sería glorioso tirarme al mar y que las aguas pudiesen penetrar por mis poros y extraer cada partícula de este absurdo torrente de emociones que reside en mi interior. Retirarlo y borrarlo para siempre.
El mar, el mar. Es vasto, sí, pero cuando se trata de conceptos abstractos que aun así queman como el hierro incandescente, es tan impotente como yo.

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Hace un par de días estaba viendo la estúpida televisión, y salió en ella una noticia de un grupo grande de personas que estaba en el hospital tras haber sido atacada por un grupo de pirañas, en el río. Después salió otra noticia, la cual se trataba de un hombre que mató a su mujer por error. En ambos casos no pude contener la risa, que surgió de mi interior como si de un fluído incontenible se tratase. Y es por ello que no puedo evitar preguntarme en qué demonios me estoy convirtiendo.
Porque es un hecho consumado que la humanidad no me inspira compasión alguna, y que si me ofreciesen la posibilidad de que el sol se tragase el planeta tierra en este preciso instante y acabase con todos, la respuesta por mi parte sería más que obvia.
'Cause if I burn, so will you.