20130904

So much to say ★

Uno. 

El viento es... impredecible.
A veces es suave, apaga un poco la sensación de calor, alivia la pena y provoca que las lágrimas se deslicen más rápidamente por el rostro y desaparezcan antes. A veces agobia, te echa para atrás, es fuerte, contundente, y te dificulta el avance. A veces no existe, es como si se desvaneciera, sumido en su propia inmovilidad, en absoluto silencio.
A veces es helado, hasta el punto de que llega a congelar más que un bloque de agua helada. A veces es cálido y ayuda a soportar la sensación de frío que nos rodea. Y a veces es caluroso e insoportable, provocándonos el único deseo de quitárnoslo de encima.
El viento puede ser amable o destructivo. Puede pasar desapercibido o convertirse en un huracán bestial que no tiene problema con destruir todo a su alrededor porque lo desconoce y por ello no le importa.
Hace poco me di cuenta de que suelo ser como el viento. Siempre pensé que era más como el fuego, que quema al menor tacto, al que no podés acercarte demasiado porque simplemente no lo permite.
Pero no.
El viento es versátil, a veces busca arrasar con todo y a veces permanece sumido en sí mismo, sin moverse. Está quieto, impasible, y de pronto... una ráfaga de aire aparece para llevarse consigo todo lo que pueda.
Sí, creo que me parezco mucho al viento.


Dos.

Yo creo que sumirse en la felicidad y que se potencie por el hecho de saber que se es feliz no está mal. No, no, de hecho está muy bien.
Pero de ahí a la arrogancia y a creerte superior a todos porque tenés algo que otros no, hay un puto límite. Lo digo porque es un error que cometo a menudo.
(Sobre todo porque tal vez todo este tiempo me estuve equivocando y tal vez no necesito huir para estar bien, lo que de acuerdo a esa lógica me haría superior a mí porque permaneciendo en la situación A puedo lograr B cuando otros tienen que pasar a la situación C para lograr B porque en A no pueden, pero no importa, esto son pelotudeces nomás y encima lo estoy redactando de modo asqueroso).
Y se supone que si el que te importa es incapaz de ver las cosas así, en vez de cagarte de risa, te importa (es una jodida redundancia, por Arceus).
Digo, ¿no?
(Insisto en que no soy quién para reclamar nada pero soy tan hermosamente hipócrita que me quejo igual porque bueno, es gratis.)
Qué paciente soy eh.

(Cómo me arrepiento de todo lo que acabo de escribir, pero forma parte de mí y negarlo sería mentir... y hace tiempo que dejé de hacerlo. Pido perdón de antemano por estar cagándola tanto y tan en vano, pero de todos modos no creo que lo entiendas... O mejor dicho, probablemente lo entiendas, pero no estés de acuerdo y por tanto te niegues a aceptarlo así.)


Tres.


Y te veo en todos lados (lo cual es absurdo). Y cada palabra de ficción que leo me recuerda a tu persona (eso tiene mucho sentido). Y a veces en otras personas reconozco formas o gestos o costumbres que son muy tuyos (eso es bastante difícil e improbable).
Odio haber cortado mis alas negras de esta forma y haberme permitido caer al vacío. Un vacío que atrae pero... ¿cómo puede hacerlo si no hay nada que ejerza esa gravedad, nada que pueda provocar esa fuerza? Justamente de eso se trata el vacío. La nada misma porque luchar contra el viento que nos separa es imposible. (Otra semejanza mía con el viento, porque yo también trataría de separarnos si tuviese la fuerza para hacerlo).
(Quién sabe...)
'Cause if I burn, so will you.