20130819

ⅹ[ I'm dancing on a volcano ] ⅹ



Podría dejar correr un río de lágrimas a partir de mis ojos, y nunca lo sabría. Podría inundar mis alrededores, ahogar a todos aquellos que me rodean, sumirlos en la desesperación a causa de su intento por sobrevivir a las aguas, y nunca se enteraría. Podría empezar a gritar hasta ahogarme la voz, dejar de salir al exterior, liquidarlos a todos o desaparecer por completo, y nunca se daría cuenta.
Y tiene razón. Sé que la tiene, lo sé porque yo pienso de la misma forma. Lo sé porque desde hace años que me convenzo de que la cantidad de pasos que hay que dar tan sólo para ver los ojos del otro es directamente proporcional al absurdo, lo sé porque aunque traten de demostrarme que sí se puede y que en algunos casos se aplica, a mí nunca me funcionó. Sé que tiene razón, y esa es la primera causa que me detiene al momento de abrir la boca y explicar lo que ocurre.
Pero cuando el sentimiento supera a la razón, ¿qué caso tiene tratar de luchar? Intentar aplicar el raciocinio en situaciones gobernadas por la emoción es como tratar de detener la lluvia con las manos. Es en vano, y sólo lleva a la frustración.
Hace años que vivo rodeada de una pesada carcasa metálica. En realidad nací con ella, pero fue hace un tiempo que se volvió más gruesa y que desistí de tratar de quitármela. Está hecha de un material especial, ya que si quiero sacármela de encima se vuelve más débil, pero si mi voluntad es permanecer oculta dentro de ella, se vuelve mucho más densa y fuerte. Como si respondiese a mis intenciones, como si estuviese gobernada por mi sentimiento.
¿Cuántos días azulados pasé en silencio, avanzando sola en un campo desierto, preguntándome cómo había llegado hasta ese lugar? ¿Cuántas noches en vela, sumida en la monotonía, desperdicié tratando de entender el por qué de mi situación?
Y a pesar de ello... ahora no le puse un freno. Esas cuerdas de color naranja oscuro se aproximaron a mí, primero silenciosamente, después de modo evidente, hasta rodearme los brazos, las piernas, y todo lo que tuvieron a su alcance... Creí que me las había quitado de encima; pero qué curioso, porque resulta que no. Desistí de tratar de sacármelas, pensé que se habían ido, y es ahora que me doy cuenta de que están demasiado ajustadas como para poder eliminarlas. Es tarde, tarde, tarde.
Una vez más, esto demuestra ser un círculo. Avanzamos, reímos, lloramos, y desaparecemos. Pero el punto al que se regresa, si bien está ubicado en la misma posición que la vez anterior, no es igual. Porque esa distancia que se recorrió ya no se puede desandar, porque las heridas quedan y las cicatrices brillan en la oscuridad como risas macabras, y porque al menor golpe o al menor roce, esas marcas se abren y dejan fluir un mar de sangre. Sangre negra y corrosiva, que quema al más simple tacto.
Ay, qué no daría yo por poder cambiar las cosas. Cuánto odio la circunstancia y cuán desagradable me resulta saber que a la larga no puedo cambiar nada.
¿Y por qué?
Porque no es recíproco, porque sé lo que diría, porque numerosas oleadas de viento nos separan, porque está mi eterno e inderribable orgullo en juego, porque no quiero tirar por la borda todo lo que construimos, porque va en contra de todos mis principios y porque... porque me da miedo.
Porque no tiene sentido enfrentar el miedo si se sabe de antemano que de todos modos no se va a conseguir nada a cambio.
Y no, no me interesa más experiencia, más "bueno, para la próxima te va a servir". Ya tuve suficiente de esa mierda.

"In the days of summers so long
We danced as evenings sang their song
We wander out the days so long
And I do feel very well
That the evenings take you."
The Remembering, YES.

Dije que esto no iba a pasar otra vez, y acá estoy, sintiéndome morir por una esencia que no puedo alcanzar con los dedos... Qué ironía.
'Cause if I burn, so will you.