Obsession

Se abre esa puerta imaginaria, que sólo existe en tu mente y en tu corazón. Irrumpe de pronto, de modo inesperado, a pesar de que sabías que existía una chance de que llegara y la habías estado esperando hasta hacía justo unos instantes. Gira en torno a ti, te marea con su danza estilizada y te sonríe con esos ojos carmesí, ávidos de atención, de los cuales no puedes despegar la vista. Te rodea con sus brazos blancos y despacio te oprime sin que lo notes, te llena y te hace sentir que sólo vives para observar sus movimientos y comprender su realeza. Te suelta sin previo aviso y te deja caer en el abismo; con un chasquido de dedos te hace dudar de todas tus certezas y te da vuelta la existencia. Y luego se retira con paso elegante y firme, sin mirar atrás, como si todo lo anterior hubiese sido un sueño. Mientras te hundes en un torbellino de ideas te mantienes pensativo y dormido, inconsciente de lo que sucederá después. Abres la mente de nuevo y la desesperación te invade; te das cuenta de que quieres que vuelva, sólo deseas ver más y más de su fina presencia. Cierras los ojos y te sumes en un mar profundo plagado de esperanzas rotas y pesadillas atractivas, intentando imaginar a un ser al que casi no conoces aunque crees hacerlo, tratando de recordarlo todo con sumo detalle y preguntándote por qué, al fin y al cabo, tienes esta necesidad enfermiza de continuar en su búsqueda, como si toda tu vida dependiera de ello.