Es un buen actor pero está muriendo por ello.

Tiene amigos, pero se siente muy solo. En su grupo viven criticando a los demás y enorgulleciéndose de ser quienes son, por eso se siente solo. Es un ser blanco en medio de un mar de seres negros, diferente, y quizás si lo supieran inmediatamente se convertiría en la oveja negra por ser tan radicalmente distinto. Pero él lo tiene bien en claro, él sabe que está fingiendo. A pesar de que todos en ese conjunto aparentan amarse, él se odia a sí mismo, no puede verse al espejo, no quiere verse al espejo, y llora a altas horas de la noche preguntándose por qué el azar del mundo lo hizo ser así. Oculta lo mejor de él. Y es que el odio que siente hacia sí mismo, lo proyecta hacia los demás. Es más fácil fingir que los odias a todos antes que reconocer que te odias a tí mismo. Ah, pero claro que los actos nunca conducen a nada bueno. Ya no puede más, y tarde o temprano lo va a admitir y deberá huir de su gente.