No creerías las cosas que he hecho por ella.

Perdidamente enamorada de momentos del pasado y del presente. Imagina el futuro.

El primer sorbo del café, glorioso, único, reconfortante.

Las risas ante la más mínima estupidez, ese descontrol casi voluntario, felicidad pintada en el sonido.

El frío, frío glacial, de esa necesidad de abrigarnos en nosotros mismos y los demás, escondernos bajo capas de habladurías y recuerdos de otra gente.

Los gritos cantando, esa música irracional, que jamás podremos olvidar, que cada tanto acudirá a nuestras mentes como un ritmo constante y pacífico, tarareando.

Buzos, jeans y sacos. Borcegos, producto del clima. Sus aromas a las texturas, a las telas, antes de olvidarnos de esos tiempos ya nos damos cuenta de que jamás los podremos quitar de nuestra memoria.

Los sabores, aquellos sabores que probábamos y nunca jamás volveremos a sentir como en esos momentos, sensaciones ácidas, pero placenteras, dulces, tibias.

Tengo que dejar de enamorarme de mi pasado.
En serio.