A partir de aquella pregunta, lo observé detenidamente y luego le sonreí con esa sonrisa torcida típica mía.
-...Yo ya lo acepté. Ya me resigné, ya sé que de mi memoria no va a salir. Y no es la primera vez que me pasa algo así.
Horas más tarde, me pregunté si habría atrapado la indirecta.
No ghosts.
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