Yo... yo ya no sé qué pensar. Me cuesta soportar en paz esta careteada que se hace llamar vida. Me cuesta entenderme a mí misma, porque primero me digo algo, y cinco minutos después pienso exactamente lo contrario.
Prometo que voy a respetar a aquellas personas que no son como yo, que no quieren las cosas como yo las quiero, pero luego surge una contradicción.
Prometo que no voy a lastimar a mis amigos, y luego hago cosas que si ellos las supieran, no sé qué podría suceder.
Prometo que voy a olvidarme de todo y desaparecer, y sin embargo, siempre estoy en donde vos estás.
Prometo que voy a mejorar, a aprender de los errores, y al final no sólo que no aprendo de ellos sino que además los cometo de nuevo.
Prometo que voy a aprender a amar de verdad, no esa cosa que se hace llamar amor y en realidad es obsesión y necesidad, sino que voy a desearle lo mejor en su vida a aquella persona que yo ame, cuando al fin y al cabo siempre termino cayendo en la misma obsesión, adicción, necesidad de poseerla.
Prometo que no me va a importar lo que digan aquellas personas que son ajenas a mí, y sin embargo en el fondo me duelen sus palabras.
Prometo que nunca más van a pasar estas cosas y siguen sucediendo.
No ghosts.
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